03 noviembre 2008

Texto sobre "The Passing"

“Tu materia es el tiempo, el incesante
tiempo. Eres cada solitario instante.”
       Jorge Luis Borges
Con “The Passing” asistimos a imágenes profundamente íntimas que nos sumergen en un relato hipnótico donde se reflejan sensaciones y emociones universales. La proyección de la película es disparadora de una proyección interior, de una travesía desde el interior del artista a nuestro propio interior.

Los matices autobiográficos del relato son casi una anécdota: que sea el propio Viola quien ocupa el lugar de “protagonista”, que asistamos a la muerte de su madre y al nacimiento de su hijo… Acontecimientos íntimos y personales que nos abren una puerta al interior de cada uno de nosotros, a la reflexión sobre la constante transformación de las cosas, a los ciclos de la naturaleza, al fluir del tiempo.

El tiempo, reflexionaba Marco Aurelio en “Meditaciones”, es una corriente impetuosa que todo lo arrastra, cada instante que se presenta es inmediatamente reemplazado por otro que a su vez también será arrastrado hacia el pasado. Viola se apropia de ese flujo mediante el video, el tiempo es su materia prima, lo suspende, lo acelera, lo eterniza en un instante, se apropia de esa corriente y la moldea para revelarnos a cada momento un pequeño milagro visual, pleno de sentidos.


Un niño caminando en la playa, un auto atravesando el desierto, un tren en la noche… Imágenes. Imágenes de sucesos cotidianos, que modificadas en su temporalidad fílmica por la mirada minuciosa del artista adquieren una cualidad cuasi-onírica con una fluidez que nos transporta de la realidad al sueño, del día a la noche, del desierto a la ciudad, de la infancia perdida al presente, de la vida a la muerte, del futuro al pasado… en una travesía interior que no tiene otro punto de partida que las imágenes que nos propone Bill Viola, y cuyo destino último cada espectador descubrirá…

Y, además, el agua como forma…

Juan José Zapico
Cátedra de Realización y Lenguaje Audiovisual
Noviembre 2004